Llegué a la terapia con la sensación de cargar una mochila llena de piedras sobre mi espalda. Me decidí por hacer mi historia de vida completa y en cada sesión sentía que salía con una piedra menos. En el paso de los años la mochila se fue vaciando. Hoy ando más ligera por la vida.
Lo que me gusta de la terapia es que el trabajo se concentra en tu vida actual. Resuelves los traumas y puedes continuar viviendo sin muchos de los viejos problemas que te impiden avanzar. En la hipnosis no pierdes el control de ti porque nunca caes en un sueño profundo, sino que entras en un estado meditativo profundo que te permite escarbar en tu subconsciente, pero en todo momento tienes conciencia de lo que estás volviendo a vivir. Esto te permite recordar situaciones pasadas desde tu realidad actual y, normalmente, te das cuenta de que aquello que ocurrió en ese momento fue completamente diferente a lo que tu creíste o sentiste que había sido. Recuerdas las vivencias del pasdo, de la niñez, pero las revives desde la perspectiva del adulto. Cuando sales de la hipnosis, tienes la oportunidad de hablar con Claudia de lo recién (re)vivido, analizarlo y encontrar el sentido que este recuerdo tiene para tu vida actual. Durante la terapia fue muy importante para mí sentirme completamente acompañada en cada momento, tomada en serio y tener la certeza de estar en manos de una profesional que conoce los procesos y te ayuda a entenderlos. A mí esta terapia me cambió la vida y no me canso de recomendarla porque vale la pena.